martes, 13 de octubre de 2015

La joya del hayedo, el Pico Dorsiblanco

Vuelvo a interrumpir las entradas del viaje a Australia, esta vez para contaros una de esas observaciones que todo pajarero desea. Este largo fin de semana del Pilar fuimos a Izaba y ayer por la mañana mi aita y yo dimos una vuelta por la selva de Irati. Este inmenso hayedo abetal es uno de los mejores bosques de este tipo en Europa, y un lugar también muy agradable para visitar. Sus centenarias hayas cubiertas de musgo con el relincho del picamaderos negro como música de fondo crean un ambiente único e intrigante. Lo único malo es que, al menos si se va desde Otsagabia, hay que pagar una tasa de mantenimiento de 5  euros por aparcar en el parking de la Virgen de las Nieves, por lo que si pensáis visitar la zona os recomiendo que aparquéis el coche en un pequeño parking poco antes de la Virgen de las Nieves. Tras el obligado madrugón mi aita y yo fuimos directamente a Irati, y a las nueve y media ya estábamos pateando un sendero que lleva hasta la orilla del embalse de Irabia en busca del picamaderos negro. Tras media hora caminando sin ver apenas aves, pude escuchar un lejano relincho de picamaderos negro. Avisé a mi padre, que a su vez me avisó de que había visto a un pájaro volar en la espesura. Poco a poco nos fuimos acercando, y de repente un mirlo salió reclamando de entre los árboles. No parecía que hubiese nada más, cuando de pronto, un pico tipo picapinos voló raudo delante de nosotros. Tenía un dorso blancuzco, podía ser un dorsiblanco, mis pulsaciones subían por momentos, pero no lo había visto bien... En ese instante salió otro pico; este se posó no muy lejos de nosotros y no me hizo falta ni recurrir a los prismáticos para confirmar que se trataba de un precioso macho de pico dorsiblanco. Disparé una ráfaga a toda prisa a ver si conseguía alguna foto. Casi simultáneamente, otro tercer pico voló ante nuestros ojos. Era muy complicado sacarles fotos ya que sus movimientos erráticos mientras se alimentaban eran impredecibles. Estuvimos disfrutando de su presencia durante un cuarto de hora, llegando a ver tres picos distintos simultáneamente, por lo que es probable que fueran cuatro picos los que se alimentaban en la zona, o incluso alguno más. De pronto, tal y como habían aparecido, los picos desaparecieron, y el bosque se sumió de nuevo en el más absoluto silencio.

Pico Dorsiblanco (dendrocopos leucotos lifordi)

Este pícido es sin lugar a dudas el más escaso de todos los que habitan en la Península Ibérica, y su distribución está prácticamente limitada a los hayedos de Irati y Quinto Real, con presencia testimonial en Aragón y en el Señorío de Bértiz. Su población inferior a las 100 parejas la convierte en una de las aves más amenazadas del país, si bien esta parece estable, sin ninguna variación en los últimos años. Esto, unido a que cada pareja ocupa un territorio de unas 10 Ha, la convierten en un pájaro muy difícil de localizar. No obstante, durante el otoño parece que se reúne en pequeños grupos para alimentarse de la madera muerta, y es más fácil de localizar.

Pico Dorsiblanco (dendrocopos leucotos lifordi)

Pico Dorsiblanco (dendrocopos leucotos lifordi)

Este precioso macho es el único que pude fotografiar, ya que los demás ejemplares no se estaban quietos. Aún así, me queda para otra ocasión lo de conseguir buenas fotos de este pájaro.

Pico Dorsiblanco (dendrocopos leucotos lifordi)

Un momento mágico, los duendecillos del bosque aparecieron de la nada, en el hayedo solo estábamos nosotros, y sin duda fue uno de los momentos más emocionantes de mi carrera de pajarero.

Un Saludo

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